Un recorrido por la prensa local de finales del siglo XIX. La Voz de Totana en su edición de 8 de abril de 1888. Por Juan Cánovas Mulero

Un recorrido por la prensa local de finales del siglo XIX.  La Voz de Totana en su edición de 8 de abril de 1888.    Por Juan Cánovas Mulero

Iniciamos a partir de este número un recorrido por la prensa local que veía la luz a finales del siglo XIX, reconociendo una iniciativa por la que apostaron numerosas personas de la localidad y gracias a la cual podemos conocer el devenir histórico, las inquietudes, avatares, el discurrir político, social y económico de la antigua villa de Totana. Condicionados por la escasa vida que tuvieron la mayor parte de estas publicaciones, como también por la pérdida de un importante número de sus ejemplares, dada la fragilidad del producto y el uso cotidiano que con posterioridad se daba a estas hojas, reconocemos el alto valor cultural que representan, queriéndole rendir homenaje, a la vez, a ese esfuerzo e iniciativa.

LA VOZ DE TOTANA. El 8 de abril de 1888, en plena primavera, en el radiante discurrir de belleza, de colores, de perfumes y aromas con que la naturaleza regala a Totana en esa estación, veía la luz esta iniciativa. Un semanario en defensa de «intereses locales, científicos y literarios».

Impulsaba este caminar, como director de este órgano de expresión, Luis Zamora Martínez, asumiendo con posterioridad esta responsabilidad, el poeta Antonio Osete. Tenía imprenta propia, con sede tanto para el taller de impresión como para la redacción y administración en la calle Mayor Triana, 13. A partir de junio de 1889 se ubicó en la calla Cartagena, 14.

Unos meses después se decantaba principalmente por cuestione de carácter literario.

Contenido de su ejemplar nº 1. Se abría la edición de este semanario con una nota de su editorial, dirigiendo un saludo a los colegas de prensa «de Murcia y sus pueblos, de España entera y también a los que se publicaban» en Totana, con el deseo de «vivir en amable compañía compartir los trabajos difíciles del periodismo », aceptando «toda polémica que caiga», pero orientados a defender todo aquello que contribuyese al bien de la localidad. Paralelamente a estos objetivos la dirección del periódico trazaba su ideario fundamentado en:

  • La defensa de «lo justo y lo recto», evitando todo lo «contrario a la dignidad ».
  • En el aspecto religioso, se presentaban como «fervientes católicos».
  • En política, se consideraban «antes que todo españoles y después totaneros ».
  • Un compromiso con la moral, tratada desde «un punto de vista sociológico», con la mirada puesta en el «mejoramiento de todas las clases».
  • Cuestiones de intereses materiales, apostando por alentar el espíritu de progreso, ofreciendo al «agricultor y al industrial decidido apoyo», procurando «ponerlos al corriente de los adelantos», dando «aliento al trabajo, a la iniciativa particular y a todo germen de vida que a nuestro alrededor aparezca. Hemos de contribuir, en cuanto de nosotros dependa, a poner a nuestro pueblo dentro de las corrientes de cultura y civilización dándole cuenta de todo adelanto y de todo progreso, y estableciendo un centro de noticias que haga de nuestro pueblo un barrio de una gran población y todos estén al corriente de cuanto en el mundo sucede».
  • La necesidad de favorecer el diálogo y el entendimiento apostaban por «huir de las cuestiones personales que sólo sirven para levantar banderas de odios y dictar leyes de venganzas».
  • Valorar la importancia de la juventud, ofreciéndoles desde el semanario un «lugar donde mostrar el fruto de sus estudios y todos podrán en sus columnas dar cuenta de sus experiencias y trabajos…».

Además de esta presentación, un amplio artículo titulado «Consideración acerca de la educación de la mujer», firmado bajo las iniciales de G.S.T. enfatiza los valores tradicionales que acompañan ese rol. Completando la página dos un poema de Emilio Mora titulado el Nido y otro de A. Pérez “A las Hijas de Totana”, remantando la plana una carta dirigida desde Madrid y el inicio de la Sección Noticias, que se pueden leer en la siguiente hoja

EL NIDO

Ayer, de mañanita, al despuntar la aurora, cantaba yo en el campo un aire de la Norma. Mis ojos se nublaron con emoción dichosa,  bajo el influjo dulce de sus divinas notas.

Al seguir con la vista pintada mariposa, descubrí bajo el césped que la pradera alfombra, el primoroso nido de una inocente alondra.

La madre oyó mis pasos; y llena de zozobra, con agitado vuelo de allí huyó presurosa.

En el fondo acolchado de plumas y de brozas, vi cuatro huevecillos salpicados de motas, cual perlas encerradas en nacarada concha.

Una verde junquera prestaba al nido sombra: las auras perfumadas besándolo amorosas. Le mandé, sin tocarlo un beso de mi boca, y me alegré cantando los aires de la Norma.

Dios proteja el nido: guarde Dios la alondra, y la verde y hermosa junqueraque préstale sombra.

LAS HIJAS DE TOTANA

A vosotras niñas bellas que sois mi ilusión forjada, las que adoro con delirio, las del pueblo de Totana, en las que yo siempre puse mis amantes esperanzas, las que ostentáis en el pecho la blanca flor aromática del azahar, que es el emblema de la virginal fragancia con que vuestros puros labios cuál aura de la mañana esparcen las dulces mieles del amor y de la innata bondad que os caracteriza, que os distingue y que os aclama como reinas entre todas las mujeres de la patria.

A vosotras niñas bellas acudo hoy en demanda de unas cuantas suscripciones, y hacerlo debéis, en gracia a que me voy a pasar mi vida canta que canta hasta haceros un poema mucho mejor que la Iliada.

¡Tal de vuestros lindos rostros han de inspirarme las gracias!

Quedad con Dios bellas niñas y recibid, con el alma, el saludo que os envía desde LA VOZ DE TOTANA el poeta que ha de ser por vosotras un Petrarca.

La SECCIÓN DE NOTICIAS que se iniciaba al final de la página 2 recoge algunos de los aconteceres que se sucedían en la villa en aquel tiempo.

Entre ellos referimos:

  • El robo producido en la vecina población de Aledo al exjuez municipal Francisco Martínez Pascual, mientras se encontraba en un velatorio.
  • La Estancia en Totana del médico militar, don Eloy Cayuela Martínez.
  • La autorización para la construcción de un badén en la carretera Murcia-Granada
  • Los datos de población a 31 de diciembre de 1887, cifrados en 11.017 habitantes, 5.373 varones y 5.644 hembras, señalando, igualmente, que en la última década la población había aumentado en 1500 habitantes.

Una serie de acuerdos adoptados por la corporación municipal y recogidos en la página 3, bajo el epígrafe de NUESTRO AYUNTAMIENTO, acercaban al conocimiento de los vecinos algunas de las propuestas aprobadas por la institución. Una serie de iniciativas, una de ellas, encaminada a mejorar el estado del camino de Hondales, instando a los transeúntes que lo habían  codificado a que lo repusiesen al estado que tenía, como también otra destinada a reparar la estrecha calle conocida como de las Bochas, junto con la necesidad de atender los pagos enfocados a mejorar las actuaciones realizadas en la «cañería de la fuente llamada de la Plaza», formaban parte de las decisiones. Junto a estas cuestiones de carácter práctico se dedicaba una importante parcela a notificar la situación del Hospital de la villa, ponderando la positiva labor de su superiora.

En julio de 1887 se habían instalado en Totana las Hijas de la Caridad para comenzar su labor humanitaria atendiendo el Hospital. La superiora que había iniciado el proyecto, unos meses después era trasladada de destino y el Ayuntamiento expresaba su sentir en estos términos: «En la sesión ordinaria última, el señor presidente manifestó a la corporación cuáles habían sido las gestiones practicadas para que continuara al frente de este Hospital de Caridad, la superiora Sor Antonia, cumpliendo así con la voluntad del ayuntamiento e interpretando los sentimientos del vecindario. Expuso detalladamente las causas por las que la superioridad de la santa institución de hijas de Caridad no había accedido a sus ruegos unidos a los del mayordomo del establecimiento y a los de gran número de señoras, que individual y en colectividad tanto se habían esforzado para dejar sin efecto la traslación de la ya citada presidenta. Significó el señor Alcalde cuales eran las virtudes, la bondad de carácter y la ilustración de la que había sido creadora y fundadora de esta nuestra benéfica casa-hospital; igualmente relató los beneficios que en general a los pobres había prodigado y las mejoras que en el templo y edificio habían tenido lugar, sin embargo de su corta permanencia entre nosotros».

Para dejar constancia de la generosa actitud de sor Antonia, el «Ayuntamiento por unanimidad determinó consignar en sus libros de actas para que nunca olvidarse pueda la gratitud que este pueblo debe a señora de tantas y tan relevantes virtudes; el sentimiento que embarga a la  corporación en representación de este pueblo, por la traslación a otro lugar de la que ha sido la fundadora del hospital de Totana y cumpliendo su elevada misión, ha sabido tanto enjugar las lágrimas de la desgracia e iniciar y asegurar el porvenir de la beneficencia municipal: acordó así mismo dar un voto de gracias a las señoras y a cuantas personas han intervenido en demostrar los justificados y legítimos sentimientos de una pérdida que afecta al bien general de esta localidad».

 

 

Comentario a la Imágen Portada:

Portada del primer número publicado por la Voz de Totana. Se conservan una serie continuada de ejemplares de este semanario, entre el 1 y el 137, abarcando un periodo que va de abril de 1888 a junio de 1890. Se ha preservado este tesoro gracias a la cuidada gestión y el interés por nuestra historia de Luis Miguel Arnao. Su hija Adelaida Arnao Aledo permitió hace unos años que el Archivo General de la Región de Murcia, digitalizase esos documentos, quedando a disposición de los interesados a través de la página web de dicha entidad. Una iniciativa altamente valiosa por ambas partes que nos acerca al conocimiento de la realidad que vivieron los vecinos de nuestra tierra en las décadas finales del siglo XIX.