“FEMINISTA, SÍ. FEMINITIS, NO” Aurelia García – Psicóloga y escritora

“FEMINISTA, SÍ. FEMINITIS, NO” Aurelia García – Psicóloga y escritora

Un año más, el día  8 de marzo, celebramos el Día Internacional de la Mujer. En esta ocasión, de una manera diferente, sin manifestaciones multitudinarias a causa de la crisis sanitaria, pero con la misma fuerza, deseando que nuestra voz se escuche en cada rincón de todos los países del mundo.

Y esta vez, sin salir a la calle, recogida en mi casa y en mi lugar de trabajo, quiero alzar bien alto una gran pancarta, como mujer, como madre, como persona y como psicóloga, que lleve escrito: “FEMINISTA, SÍ. FEMINITIS, NO”.

El feminismo es un movimiento social con tres siglos de recorrido. La “feminitis”, mucho más reciente, es otra cosa bien distinta.

No sé si alguien ha acuñado alguna vez este término o me lo acabo de inventar, pero bien podría existir. Al recordar la frase popular “tiene cuentitis: inflamación del cuento…”, y conociendo que el sufijo –itis significa precisamente eso, inflamación, me ha parecido oportuno aplicarlo también a la desviación que actualmente, y cada día más, está sufriendo el movimiento feminista, y que en gran parte es la causa por la que muchas mujeres no nos identificamos con él, y tantas otras veces nos chirría al oído lo que escuchamos en los medios de comunicación y redes sociales.

Aprovecho la oportunidad que se me brinda, de escribir públicamente, para señalar las claras diferencias que existen, o percibo, entre feminismo y “feminitis”:

-Soy partidaria del feminismo como corriente de pensamiento cuyo objetivo es conseguir la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en los ámbitos político, social y económico.

-Rechazo la "feminitis" que persigue obsesivamente al hombre, atacándolo y creando fobia hacia él.

-Abogo por el feminismo que utiliza un discurso claro y conciso al expresar sus objetivos.

-No admito la "feminitis" por utilizar un discurso hablado ridículamente empachoso, lleno de palabras duplicadas en femenino y masculino, que desvía la atención sobre lo verdaderamente importante. Y, no sin motivos, dicho discurso ha sido origen de jocosos chistes.

-Defiendo el feminismo que busca eliminar la dominación y violencia del hombre sobre la mujer.

-Ataco a la "feminitis" que mete en el mismo saco a todos los hombres.

-Todo mi respeto para las precursoras del feminismo que, con su valentía, consiguieron promover derechos de la mujer: votar, ocupar cargos públicos, trabajar, ganar el mismo salario, educación, integración social...

-Toda mi repulsa para la "feminitis" que intenta promover cambios drásticos en nuestro rico idioma, analizándolo al microscopio, como si el machismo estuviera escondido detrás, incluso, de los puntos y las comas.

-Apuesto por el feminismo como movimiento de transformación de la sociedad que requiere de etapas o fases, en las que se van desarrollando ideas, estrategias, acciones... Todas ellas encaminadas a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

-Me niego a aceptar la "feminitis" que, obsesivamente, va arramblando con cualquier cosa con tal de hacer ruido. Y de esta manera, se pone en contra, al más puro estilo represor, de los cuentos tradicionales, de inocentes películas infantiles, de señales de tráfico... O nos habla de gallinas, si hace falta.

-Apoyo el feminismo que busca el empoderamiento de la mujer.

-Soy contraria a la “feminitis” que quiere tener poder sobre el hombre.

-Me quedo con la sensatez del movimiento feminista.

-No acepto el radicalismo de la "feminitis".

-Me declaro feminista que defiende el respeto y el amor universal.

-No tolero la “feminitis” como patología que, para defender los derechos de la mujer, necesita a toda costa fomentar el rechazo y el odio a todo lo masculino.

-Me apasiona el feminismo que lucha pacíficamente a través de la prevención, la información y la EDUCACIÓN.

-Me desespera la “feminitis” que persigue una lucha armada para imponer sus criterios, perdiendo el verdadero sentido de la justicia y la libertad.

Y, para terminar, me quedo con lo que escribió Willian Golding (Premio Nobel de Literatura en 1983) en su obra “Cuerpo a cuerpo”:

«Creo que las mujeres están locas si pretenden ser iguales a los hombres. Son bastante superiores y siempre lo han sido. Cualquier cosa que le des a una mujer, lo hará mejor. Si le das esperma, te dará un hijo. Si le das una casa, te dará un hogar. Si le das alimentos, te dará una comida. Si le das una sonrisa, te dará su corazón. Engrandece y multiplica cualquier cosa que le des».

En este preciso momento, al releer este bendito párrafo, vibra en mi corazón el recuerdo de mi madre, mi abuela Aurelia, mi tía Juanita y mi chacha Manuela. ¡Mujeres inigualables!

 

Aurelia García

Psicóloga y escritora

http://aureliagarcia.blogspot.com