FUMAR MATA. (Artículo de José Munuera Lidón)

FUMAR MATA. (Artículo de José Munuera Lidón)

Todo el mundo, incluso los que no fuman, saben que fumar mata, lo pone en los paquetes de tabaco, pero poca gente parece tener conciencia de que abortar también mata. Es curioso ver como estamos rodeados por la hipocresía de cadenas mediáticas que no publicitan fumar y políticos a los que no se les ocurre salir en la tele con un cigarrillo en la mano, pero que hablan de abortar como quien lo hace de una apendicitis. Tan preocupados, por la violencia perpetrada sobre algunas mujeres a manos de trastornados, que ponen el foco en esa mal llamada, “violencia de género” que trágicamente causa más de 50 muertes al año en España, mientras encubren la violencia perpetrada contra los más de 100.000 bebés que dejan de nacer cada año.

 Al menos, esta es la hipocresía que desprenden quienes pretenden dar a entender que el aborto es un derecho de la mujer, sin tener en cuenta que ese presunto derecho está supeditado a una supuesta libertad sexual femenina que básicamente consiste en tener relaciones sexuales en las que lo único imprescindible es el disfrute de su propio cuerpo, pasando a ser el amor un elemento prescindible.

Poder abortar con el consentimiento de una legislación desmedidamente favorable a lo que falazmente se califica como un derecho, otorga a las mujeres ese poderío que ejercido de manera arbitraria, conlleva el menoscabo del derecho supremo a la vida del no nacido y la ignorancia de lo que diferencia las sociedades civilizadas, en las que se protege al indefenso y prevalece el autocontrol del individuo sobre sus instintos animales, frente a sociedades salvajes en las que los instintos no tienen freno y los individuos mas indefensos son masacrados sin remedio.

Y no hay ser más indefenso que un no nacido, hasta el punto de que ha de permanecer dentro de su madre hasta que adquiera la madurez suficiente para respirar y alimentarse con la ayuda de un biberón o amamantado por su mamá.

Me pregunto por qué, mientras en los paquetes de tabaco se advierte a los fumadores que el tabaco mata, en los centros sanitarios no se advierte a las futuras madres que abortar también mata.

Me pregunto por qué, se sobrepone por ley una supuesta libertad que otorga a la madre la potestad para eliminar una vida, frente al derecho a vivir del no nacido por la simple circunstancia de una gestación no deseada, como si esa vida le perteneciese a su madre, cuando no le pertenece ni antes, ni después de nacer, como tampoco le pertenecerá al padre una vez nacido.

Me pregunto, si no habrá importantes intereses económicos de gente que hace negocios asesinando quirúrgicamente a seres indefensos y sueltan propinas a políticos carentes de moral, para que legislen favoreciendo un pingüe negocio y a medios de comunicación sin escrúpulos, para que blanqueen el asesinato de seres indefensos.

Me pregunto, si no habrá intereses de terceros, para sustituir progresivamente la población de países “tan desarrollados” como para asesinar a sus súbditos más desvalidos, frente a las mujeres de otros países “menos desarrollados”, cuyo concepto de libertad sexual además de ser cultural y religiosamente inexistente, con menos de 30 años es habitual que ya tengan familia numerosa.

Me pregunto, si alguien tendrá interés en que la población nativa decrezca y la foránea crezca.

Cuando las sociedades aprenden a no llamar a las cosas por su nombre, el desastre está asegurado, solo es cuestión de tiempo y lo cierto es que la naturaleza ha dado a la mujer esa maravillosa capacidad para concebir vida, pero no para destruirla,

siendo el estado y sus maléficos dirigentes quienes se arrogan la potestad de otorgar un siniestro derecho, fundamentado en el simple deseo de parir o no al hijo que se lleva dentro.

Si la diferencia entre la vida y la muerte radica en un deseo, me pregunto cuantos de nosotros no estaríamos aquí, por el simple hecho de no haber sido deseados.

José Munuera Lidón