IDEOLOGIA VERSUS TRASVASE. (Artículo de José Munuera Lidón)
No fue Franco sino Felipe González, ese coleccionista de nacionalidades que ya es colombiano y dominicano, quien asentó las bases del régimen que hoy padecemos, gracias a una transformación iniciada por el PSOE en 1982 que durante 40 años ha apuntalado el siguiente decálogo:
- Generalizar la corrupción económica y moral en la política, en la sociedad española y en el propio estado, ese proceso iniciado por un Felipe González que llegó hasta al terrorismo de estado del GAL
- Conchaveo de los partidos con las grandes empresas privadas y los oligopolios energéticos
- Eliminación del pilar que sustenta a una democracia, la separación de poderes. Alfonso Guerra dijo: “Montesquieu ha muerto”. Sin duda buscando la impunidad de quien controla el poder judicial.
- Hacer promesas falsas en la campaña electoral. Felipe González: “No a la OTAN”
- Desmantelar los sectores productivos obedeciendo a intereses extranjeros cuando llevó a cabo una demolición de la industria pesada española a la que se denominó “Reconversión industrial”
- El humillante servilismo, que desde la época de Felipe, España profesa con Alemania por la financiación que recibió del partido Social Demócrata Alemán a través de la fundación Ebert que entregó al PSOE 2,26 millones de marcos entre 1975 y 1980 procedentes del consorcio Flick, dinero que le vendrían muy bien a Felipe para auparle y ganar las elecciones en 1982
- Controlar la TV pública con el padre de la hoy ministra Calviño. Y los medios de comunicación privados, favoreciendo el crecimiento del grupo mediático PRISA.
- Manipular las mentes de los jóvenes con sucesivas leyes de educación ideologizadas que eliminan la cultura del esfuerzo y conducen al fracaso de una juventud engañada.
- Controlar las universidades públicas convirtiéndolas en apoyos para su acción de gobierno, asentando las cátedras en la endogamia y proscribiendo la excelencia.
- Convertir a los españoles en una sociedad laica para borrar cualquier competencia desde los púlpitos, arrinconando la tradicional moral cristiana para dar rienda suelta a la inmoralidad.
Lo gracioso es que al partido que introdujo y sustenta este infame decálogo, la servil prensa española le llame “progresista”. Un PSOE tan “progre” que además de eliminar delitos a la carta también se ha propuesto la destrucción del trasvase, demostrando ser fiel esbirro del separatismo que desvertebra España. Primero fue Zapatero derogando el Plan Hidrológico Nacional y ahora un fraudulento doctor en economía que se pasea en Falcon y cuya huella de carbono será mayor que la del volcán de La Palma es quien se ha propuesto demoler el trasvase, apoyando su esfínter en una cohorte de fieles lacayos como el presidente de los socialistas murcianos que dice: “El principal problema de la región murciana es la desigualdad” y se queda tan fresco. Que le pregunte a mi jardinero por donde iguala los cipreses cuando los recorta. ¿Es esa la gran aspiración del socialismo? ¿Igualarnos a todos? ¿Nos va a dejar como mi jardinero deja los cipreses, todos igual de altos… que el más bajo? Una demagogia tan burda solo puede estar dirigida a aquellos que el PSOE trata como un pastor trataría a su rebaño.
Si estos socialistas no son capaces de algo tan sencillo como igualar recursos escasos y valiosos como el agua, trasvasándola desde las regiones excedentarias, como la cuenca del Ebro hacia las deficitarias, como la cuenca del Segura. ¿Van a ser capaces de eliminar la desigualdad? Algo más antiguo que el mundo y que en la naturaleza es lo más normal. Dada la alta cualificación del socialismo para repartir lo que no es suyo ¿Pensarán eliminar la desigualdad repartiendo dinero previamente sustraido a quienes lo ganan trabajando?
No soy el único que se preguntara dónde se han invertidos los 426.000.000 € que los regantes levantinos han pagado a Castilla-La Mancha, Madrid y Extremadura por el agua trasvasada desde 1979. Ya son 43 años y nadie sabe en que se ha transformado ese dinero.
Podría ser que el agua trasvasable genere más beneficios y comisiones produciendo electricidad a su paso por las 11 centrales hidroeléctricas que Iberdrola tiene en la cuenca del Tajo, para después venderla a las desaladoras y sean aquellas las que suministren agua a los agricultores. Porque no quisiera pensar que al igual que hizo Felipe con Alemania de los 80, sea hoy Pedro Sánchez quien defiende los intereses de Marruecos y no solo con el Sahara. ¿Dónde se ubicarán esas empresas que teniendo su producción hortofrutícola vendida en Europa no tienen agua de riego para producirla en España?
José Munuera Lidón