Otro relato de mi vecina,,,,,(la del pueblo no la de la ciudad,)

Otro relato de mi vecina,,,,,(la del pueblo no la de la ciudad,)

Cuando vuelvo de vacaciones, que casi, como todo el mundo, es en la playa, me pregunto por que nos gusta tanto, un sitio que no es especialmente cómodo

Para empezar, te pasas un buen rato preparando el “ato”, para ir, dígase todo el aparataje necesario para pasar unas horas, aunque a veces parece que ya te quedas a vivir allí; primero el ungüento para no quemarte vivo, la bolsa de la playa, toallas, gafas de sol, revistas/libros, nevera (opcional), bebidas, gorras/sombreros, sillas, sombrilla etc..) y ya no te digo nada, si hay niños: juguetes a gogo, no vaya a ser que se aburran; cuando consigues llegar a la playa, la tarea de buscar el sitio idóneo plantar sombrilla…etc, y ya estas allí, con el sol, la arena, los vecinos; pero como estas de vacaciones, te lo tomas con tranquilidad, por que si fuera un trabajo, seguro, seguro, que tendría complemento de peligrosidad. Y cuando hay que volver, a esas dos de la tarde de nuestra Región, que no hace calor, no, es que esto es un horno, se hace todavía más complicado, con todo a cuestas, la arena, la sal el sol…..

La playa es territorio hostil a la vida humana, te puede pasar de todo; quemarte vivo, que te pique una medusa y/ o los mosquitos, que te muerda un tiburón, te puede dar un corte de digestión, una intoxicación con la comida del chiringuito, la exposición a la canción del verano, un corte con una botella rota, además el agua está demasiado fría o sospechosamente caliente, encuentras de “todo” flotando, el brillo del sol te obliga a entrecerrar los ojos, el salitre te curte la piel, todo se llena de la arena que, además se pega a cada pliegue de tu cuerpo con la inestimable ayuda de la crema solar, tienes que exponerte medio desnudo a la vista de todos/as (con lo bien que nos vemos, en invierno) y ver algunas cosas, que con el tiempo se pueden convertir en pesadilla.

Pero lo cierto es que, en lo que se refiere a vacaciones, vivimos en una sociedad, que lo natural es irse a la playa de vacaciones, es como un virus que se inocula desde la infancia, en la escuela o la familia, con tanta naturalidad que resulta difícil cuestionarlo. Si pensamos en verano, si pensamos en vacaciones, pensamos irremediablemente en playa.

Pero, tiene tanto de bueno, es que el mar te relaja, te produce una sensación de calma, mirar el horizonte te da vida, el baño en esa inmensidad no tiene precio, recargas pilas para todo el año, son contar con todos los beneficios que tiene para la salud, caminar por la arena, oir las olas….y que el sol y la playa es fundamental para la economía de nuestro país.

Por todo eso y más, el año que viene volveré a ir a la playa