Pablo Santís Mandiola Un apasionado del fútbol que sueña con llegar a entrenar en la Liga de fútbol profesional
Pablo Javier Santís Mandiola tenía claro, desde bien joven, que se quería dedicar profesionalmente al fútbol. Poco a poco, con paso seguro, ha ido encauzando su vida a ello, primero como jugador, y después, tras una constante formación, de momento como asistente técnico, aunque sus miras están puestas en poder llegar a ser algún día entrenador de un equipo de Primera División. De momento todavía un sueño, pero también es verdad que hasta ahora todos sus sueños se están cumpliendo.
Pablo nació en Chile aunque llegó a España con apenas un mes de vida, pues su padre, futbolista profesional, fichó por la UD Las Palmas. Después, acompañó a su progenitor y resto de su familia en sus siguientes destinos como futbolista, Portimonense de Portugal y
FC Cartagena, donde colgó su padre las botas. Finalmente recaló en Totana cuando tenía diez años, al ser contratado su progenitor como entrenador del Olímpico de Totana.
En Totana estudió primero en el colegio La Cruz y luego cursó ESO en el IES Juan de la Cierva. Al acabar, cursó un módulo medio en un instituto de La Alberca de Técnico en Conducción de Actividades Físico Deportivas en el Medio Natural (TECAF) y dado que le gustó, decidió continuar formándose y estudiar Técnico Superior en Actividades Físicas y Animación deportiva (TAFAD). Tanto le gustó la formación en el ámbito deportivo que se matriculó en la carrera de Magisterio en Granada para ser profesor de Educación física, pero al poco de empezarla ya se dio cuenta de que no le gustaba enseñar a niños pequeños, por lo que decidió abandonar y al año siguiente, matricularse en Ciencias del Deporte, carrera que cursó en la Universidad Miguel Hernández en Elche.
En esa época, compaginó sus estudios con el fútbol, jugando en el filial del Elche CF, tras haber pasado previamente por otros conjuntos como el Olímpico de Totana, Bala Azul, el filial
del Lorca, La Hoya…
Tras acabar la carrera y finalizar su etapa como jugador de fútbol, comenzó a trabajar como entrenador y preparador físico en la Escuela de Fútbol de Totana y también como monitor de natación en MOVE.
Un año después, viendo que no podía crecer profesionalmente, hizo las maletas y se marchó a Inglaterra con el fin de perfeccionar el inglés. Lo que iba a ser una estancia de unos pocos
meses se prolongó siete años. Durante su estancia en Inglaterra trabajó en limpieza, recogiendo vasos en una discoteca y luego también, por un golpe del destino, como DJ, dado que tenía conocimientos musicales como disc jockey. Tal y como explica, un día que estaba recogiendo vasos en el local en el que trabajaba vio lo que le pa gaban al DJ que acababa de pinchar y viendo que era una cantidad importante, decidió grabar alguna cinta y presentarla en locales de ocio nocturno, hasta que le ofrecieron trabajar en uno de ellos.
Durante su estancia en Londres, dado que disponía de mucho tiempo libre al trabajar solo como DJ los fines de semana, continuó su formación cursando dos másteres, uno de ellos
sobre Alto Rendimiento, en la Universi dad Pablo de Olavide de Sevilla.
Al finalizar ambos másteres, hizo unos cursos de entrenador y comenzó a colaborar como captador de niños para el Watford, equipo inglés.
Paralelamente, un facultativo miembro de los servicios médicos del FC Barcelona, con el que había coincidido en el máster de Alto Rendimiento, le ofreció trabajar en una empresa de
tracking de deportistas de Almería, lo que le permitió establecer contactos con diferentes clubes. Más adelante, a uno de los entrenadores que conoció lo llamaron para entrenar al equipo femenino del Watford y éste decidió ofrecerle el puesto de segundo entrenador.
Durante esa etapa, el primer equipo estaba dirigido por el míster español Javi Gracia, quien al saber de los conocimientos de Pablo en seguimiento de jugadores y preparación física,
decidió subirlo al primer equipo y ese fue su primer contacto con la Premier Ligue. Tras la destitución de Gracia un año después, llegó al equipo Qui que Sánchez Flores, que estuvo solo tres meses, y luego un técnico inglés, que le permitió tener una participa ción más activa, como asistente y apoyo dirigiendo y organizando entrenamientos, etc.Sin embargo, los números no acompañaron al equipo y éste acabó descendiendo por lo que el club fichó a un nuevo entrenador, con el que Pablo no tuvo demasiado entendimiento
y que decidió prescindir de sus servicios en el mes de diciembre de 2019.
De enero a junio de 2020 estuvo sin equipo, aunque recibió ofertas de conjuntos de China, Sudamérica y España, pero finalmente se decantó por la Ponferradina, equipo decano de Castilla y León y que milita en 2ª, tras recibir la llamada de su entrenador, Jon Andoni Pérez, conocido como Bolo, que bus caba un preparador físico pero que desarrollara un trabajo conjunto en el que se englobaran aspectos tácticos, técnicos, psicológicos y físicos.
Pablo está muy satisfecho de la labor que ha desarrollado en este club, ya que llevó a cabo un trabajo multidis ciplinar, más al final como asistente técnico buscando la mejora del rendi miento del jugador.
La primera temporada el conjunto no tuvo demasiada suerte y acabó 18 en la clasificación. En la temporada que acaba de finalizar, el equipo estuvo casi siempre arriba en la tabla, aunque finalmente no pudo entrar en el Play off de ascenso a Primera División.
Para Pablo, que se define como un auténtico apasionado del fútbol, de momento se están cumpliendo todos sus objetivos, ya que ha podido formar parte del cuerpo técnico de la
Ponferradina, desempeñándose no sólo como un preparador físico sino como un técnico más.
Acabada la temporada, el entrenador de la Ponferradina decidió no continuar en el club, y aunque a Pablo le ofrecieron seguir allí su labor, ha decidido integrarse en el equipo de Bolo y ligar su destino al de él. Tras semanas de incertidumbre sobre el futuro, al cierre de esta edición se acababa de hacer público el fichaje como nuevo técnico del Real Oviedo de Bolo,
que llega al club carbayón con todo su cuerpo técnico, entre ellos Pablo como preparador físico.
Como valores que atesora, Pablo destaca su carácter multidisciplinar, ya que no sólo puede ejercer como preparador físico sino también como organizador de entrenamientos, desentrañar el juego y es capaz de abordar otros aspectos como la comunicación con la plantilla...
En su trayectoria, ha tenido siempre el respaldo de su familia, tanto de su mujer, con la que está desde que era solo un adolescente y que siempre ha sabido apoyarle en la consecución
de sus sueños deportivos, como de sus padres y hermanos. Su padre, que reside actualmente en Chile, siempre le transmitió la pasión por el fútbol y le animó “a tirarse al río”, como comenta.
Pablo es natural de Chile, si bien ha vivido la mayor parte de su vida en España, además
de siete años en Inglaterra. Por ello, siempre se ha considerado “un ciudadano del mundo”, si bien, su hogar, donde acude en vacaciones y el tiempo que tiene libre, es Totana: “Soy una mezcla. Me gusta Murcia y España pero siento también mi sangre chilena”. Cuando vuelve a Totana, lo que más le agrada es pasar tiempo con la familia y amigos y una de las cosas que primero le gusta hacer es ir a la plaza de la Balsa Vieja a tomarse una marinera o a comer o cenar a la Venta la Rata. También confiesa que le gusta pasear por la sierra o acercarse a la playa a Puerto de Mazarrón.
“Lo que más me gusta es disfrutar de la luz de esta tierra, que es algo que sobre todo viviendo en Inglaterra echaba mucho de menos. Cuando vienes a Murcia te das cuenta que el cielo
es infinito; en Londres, casi siempre es oscuro, las nubes están bajas y no se ve la claridad que tenemos aquí”, resalta.
Este año, a pesar de residir en España, apenas había podido venir a Totana dos veces en toda la temporada, pues no tenía buena combinación de transporte público desde Ponferrada
y tenía que hacerlo en su coche particular, tardando cerca de ocho horas. Por ello, ahora, mientras aguarda para incorporarse a su nuevo destino, disfruta de su familia y amigos en el
municipio totanero. Paradójicamente, recuerda que cuando residía en Londres, venía con mucha asiduidad, ya que en avión apenas estaba a dos horas del aeropuerto de Alicante.
Para Pablo, el fútbol es un trabajo pero también su mayor afición, De hecho, dedica su tiempo libre también a ver partidos, a leer sobre diferentes aspectos ligados al deporte, como psicología deportiva, liderazgo, gestión de vestuarios...
Y entre sus proyectos vitales, Pablo tiene uno que sabe que va a ser a corto, medio y largo plazo, y es que lo que tiene claro es que, pase lo que pase en el plano deportivo, a finales de agosto va a estar por Murcia, no en vano el 22 de ese mes es la fecha en la que sale
de cuentas su mujer, un estreno en la paternidad que no quiere perderse.
Cuando se le pregunta a Pablo cómo se ve dentro de unos 20 o 25 años, señala que le gustaría haber alcanzado su sueño de entrenar a un equipo de Primera o Segunda División y seguir disfrutando junto a su familia.
Echando la vista atrás, confiesa que el fútbol le ha aportado todo en su vida: “Como bueno, me ha aportado disciplina, responsabilidad, valores, liderazgo, conocer mucha gente… Y en
el plano negativo también me ha aportado en ocasiones frustración, algunos días malos… pero situaciones que han sido también aprendizajes y enseñanzas para el crecimiento personal”.
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