Pedro Valenzuela invita a reflexionar sobre la escuela de hoy. A través de su libro “La revolución en las aulas”

Como “un regalo de la vida”. Así califica Pedro Valenzuela la publicación de su primer libro “La revolución en las aulas”, un manifiesto por una educación consciente que vio la luz hace
unos meses.

¿Quién es Pedro Valenzuela y cuál ha sido su trayectoria personal?
Académicamente estudié en el CEIP La Cruz, luego en el IES Juan de la Cierva y posteriormente Magisterio en la Universidad de Almería. Luego cursé dos masters de educación Montessori, uno en Santiago de Compostela y otro en Girona. Pero siempre me gusta recalcar en este sentido que guardo para siempre dos lugares y momentos donde aprendí algo muy importante que desde entonces siempre llevo conmigo: uno fue el tiempo que estuve trabajando en el campo, donde pude compartir jornadas con sabias personas que me enseñaron que caminar por la vida de una manera digna y respetuosa era lo máximo a lo que podía aspirar; y otro, el tiempo que trabajé en el Centro de día “José Moya” junto a personas con discapacidad intelectual, que me enseñaron que es el amor el verdadero motor
que mueve a los seres humanos.

¿Y cuál ha sido su trayectoria profesional?
Mis padres son agricultores, así que desde muy pequeño he estado vinculado a tareas agrícolas hasta bien alcanzada mi adolescencia. He trabajado en el campo, en almacenes, etc. También trabajé, como ya he dicho, durante siete años en el Centro de día “José Moya”, durante seis años en el centro deportivo MOVE como técnico acuático y socorrista, y ya
desde hace siete años formo parte del equipo de la escuela Alma Montessori en Cartagena.
Es un firme defensor del método Montessori. Para quién no lo conozca,

¿en qué consiste y qué le atrajo y le atrae de él?
María Montessori fue una importante pedagoga italiana de finales del siglo XIX que propuso un giro radical en la manera que hasta entonces era concebida la educación. Su propuesta educativa rápidamente se expandió por todo el mundo hasta la actualidad, donde cada vez existen más escuelas Montessori por todos los lugares del planeta. Hasta ese momento,
finales del siglo XIX, la educación estaba enfocada en crear trabajadores que formaran parte de una cadena de montaje industrial. Nos educaban para trabajar y no para vivir (aún hoy este modelo desfasado sigue perdurando en la mayoría de las escuelas). María Montessori, lo que propone en ese momento a través de la observación del niño, es que este tiene una serie de necesidades de desarrollo que deben ser atendidas dentro del proceso educativo, pues de ello dependerá su pleno desarrollo.

¿Qué beneficios aporta?
Algo tan básico como que podamos ver satisfechas nuestras necesidades de desarrollo y podamos desarrollar el potencial que cada uno de nosotros llevamos dentro. Montessori lleva consigo una propuesta educativa donde niñas y niños puedan desarrollar su pleno potencial
atendiendo siempre a los que son sus verdaderos intereses. Todos llevamos dentro algo que nos hace únicos; ese “algo” es lo que debemos desarrollar durante nuestra experiencia de vida, y el proceso educativo nos debe ayudar a conseguirlo. De no hacerlo nos sentiremos frutados; de hacerlo podremos vivir una vida plena y placentera.

¿Qué fue lo que le llevó a adentrarte en su estudio y promoción?
Mi propia experiencia educativa. Mi paso por el sistema educativo fue con más pena
que gloria. No he sido “buen estudiante”; mis notas siempre han sido pésimas; el mensaje que la institución educativa ha trasladado siempre a mis padres ha sido el de que “tu hijo no vale para estudiar”, y así he ido creciendo, con un continuo mensaje de “tú no vales”. A pesar de todo esto, y siempre con la confianza y cercanía de mi familia, conseguí sortear todos estos obstáculos y pude acabar todos los estudios anteriormente citados. Ahora soy consciente que sí que me gustaba estudiar; que sí que me gustaba aprender; lo único que nunca me adapté a un sistema educativo que penaliza al niño que tiene otros intereses y otras inquietudes. Por eso siempre digo a las familias que aunque les estén continuamente diciendo que “sus
hijos no valen para los estudios”, que no se lo crean, que estén cerca de ellos, que
confíen y los acompañen, pues la vida da muchas vueltas y al final siempre acabaremos teniendo nuestra oportunidad para poder sacar todo ese potencial que llevamos dentro.

Como profesor, ¿cómo ve la enseñanza hoy en día?
La educación, en estructura, no ha cambiado nada en los últimos 300 años. Sí, sé que “suena raro”, pero hoy se sigue educando con los mismos principios del siglo XVIII, de ahí que, pese al paso de los años, las sociedades siguen teniendo los mismos problemas de siempre. A mí me gusta poner siempre un ejemplo donde todo esto queda muy claro. Imagínense un edificio
que está dañado en estructura. Pese a esa deficiencia, nos empeñamos en añadir una planta, y otra, y otra, y así continuamente creyendo que eso hará que el edificio esté continuamente a la última en innovación, pero no es así, pues aunque nos empeñemos en añadir plantas nuevas, por muy innovadoras que sean, el edificio sigue dañado en estructura y tarde o
temprano se acabará cayendo. Pues esto  es lo que pasa con nuestro sistema educativo. Hoy, por ejemplo, creemos estarinnovando cuando sustituimos pizarras de tiza por pizarras digitales, cuando esto en realidad es hacer más de lo mismo con recursos materiales diferentes. La educación no necesita cambios metodológicos, sino una transformación del sistema desde su estructura.

¿Qué papel cree que debe tener enla enseñanza la familia y la escuela?
Familia y escuela en el proceso de enseñanza aprendizaje deben ir a una. Pero hablaríamos de una escuela centrada en satisfacer las necesidades de desarrollo de los seres humanos, y lamentablemente como hemos visto anteriormente esto no es así. Es por eso por lo que resulta muy complicado unir sinergias entre fa milia y escuela, porque los intereses de unos son muy diferentes a los intereses y necesidades del otro. Hoy, al igual que desde hace mucho tiempo, familias, docentes y niños somos víctimas de unos intereses muy poco pedagógicos que muy pocos conocen de una institución educativa que menos educar pretende de todo.
Ha sido alumno, profesor e hijo y ahora que también es padre no sé si ha cambiado su
visión o perspectiva en algunos aspectos.
Mi concepto sobre la educación siempre ha sido muy simple y sencillo, y ahora que, como bien dices, soy papá desde hace unos meses, no ha hecho otra cosa que reafirmarse. La sociedad de guerras, desigualdades o miserias en la que vivo no me gusta para nada, y eso únicamente se transforma a través de un sistema educativo que mire y respete al ser humano. Si queremos una sociedad diferente, con otros valores, debemos educar de una manera
diferente. Si no lo hacemos, tendremos eternamente los mismos problemas de siempre
por muchas tablets y pizarras digitales que haya ahora en la escuela. Esa transformación social únicamente podrá venir de un niño que sea educado desde una estructura educativa centrada en el ser, y para que esto ocurra se necesitan adultos dispuestos a transformarse por completo; a cuestionarse todos los aprendizajes adquiridos hasta el momento para, partiendo desde ese publicará en julio), y siempre que las obligaciones de la escuela donde trabajo lo
permiten, aprovechamos aquellas invitaciones que nos hacen para promocionar el libro en congresos educativos, escuelas, AMPAS, ferias del libro, etc, de tal manera que este mensaje pueda llegar a cuantos más lugares mejor. La última fue el pasado 11 de junio con la firma de ejemplares en la feria del libro de Madrid. Estamos muy contentos con la aceptación que está teniendo, y me quedo con una frase que repiten muchos de quienes han leído el libro,
y es: “ahora entiendo muchas cosas de mi paso por la escuela. Has sido muy valiente
publicando este mensaje”

¿Qué próximos proyectos tiene?
La publicación del libro ha sido un espaldarazo a un mensaje que cada vez más gente siente que debe ser conocido sobre la educación en nuestras sociedades, de ahí que nuestra principal misión en días como hoy continúe siendo la de participar y crear programas educativos que vayan siempre en la dirección de respetar la integridad y la dignidad de niñas y niños por encima de todas las cosas. La escuela Alma Montessori, en Cartagena, ocupa
prácticamente toda mi dedicación, pero también desde hace unos años formo parte como profesor de formaciones Montessori.

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