Recorrer el mundo haciendo maratones. El totanero Roque Gázquez acumula ya más de una veintena de estas carreras a sus espaldas

Recorrer el mundo haciendo maratones. El totanero Roque Gázquez acumula ya más de una veintena de estas carreras a sus espaldas
Recorrer el mundo haciendo maratones. El totanero Roque Gázquez acumula ya más de una veintena de estas carreras a sus espaldas
Recorrer el mundo haciendo maratones. El totanero Roque Gázquez acumula ya más de una veintena de estas carreras a sus espaldas
Recorrer el mundo haciendo maratones. El totanero Roque Gázquez acumula ya más de una veintena de estas carreras a sus espaldas

Roque Gázquez, miembro del Club Atletismo Totana, ha participado en una veintena de estas pruebas, en diferentes países.

Amante del deporte y sobre todo del atletismo desde que era un niño, un vecino de Totana, Roque Gázquez, lleva participando en carreras, como amateur, desde hace muchos años. Entre ellas, ha culminado ya una veintena de maratones, en diferentes países. 

¿Quién es Roque Gázquez para quien no lo conozca?

Soy de Totana, tengo 57 años y soy comercial de alimentación.

 ¿Cuándo y por qué comenzó su afición al atletismo?

Desde pequeño me gustaba salir a correr y jugar al fútbol. Mi hermano y yo íbamos al Olímpico de Totana a jugar con los juveniles pero como nunca me sacaban, dejé de ir y ya solo salía a correr. 

¿Cuál ha sido su trayectoria en el mundodel atletismo?

Con 12 o 13 años empecé a correr más en serio. Alfonso Cañizares y yo nos apuntamos al Club ACA de Alhama porque en Totana en aquellos años no había club de atletismo y salíamos todos los días a correr al salir del colegio y muchos fines de semana competíamos con el club a nivel regional a incluso a veces fuera de la Región de Murcia. En aquellos años había en el club gente muy buena incluso a nivel nacional como Antonio Peñalver, que fue olímpico, Javier Aledo, el cabo José, que fue varias veces campeón de España de lanzamiento de peso, y Alfonso Cañizares, que era una máquina corriendo y de los mejores de España en aquella época. Después de unos años, Cañizares, cuando más fuerte estaba, tuvo una lesión muy importante que le apartó del atletismo, y yo, que siempre entrenaba con él, al final también lo dejé.

Ahora estoy en el CAT de Totana, que creamos un grupo de amigos hace bastantes años, y participamos en carreras por todo el territorio nacional. 

Participa en maratones, que es sin duda una de las pruebas más exigentes.

¿Qué le atrae de esta prueba? ¿Cómo se prepara y qué técnica tiene para aguantar?

Empecé a correr maratones en el año 2002 con 34 años animado por un amigo de Águilas que ya había hecho bastantes y le pedí un plan de entrenamiento a Ginés Rosa para poder terminar, de cuatro meses de duración, y me aventuré en el primero y la verdad es que fue una muy buena experiencia.

Además, aprovechas la carrera para hacer turismo. Cuando corres en una ciudad como París y cortan al tráfico los Campos Elíseos donde habitualmente pasan miles de vehículos y las principales calles de la ciudad para poder pasar corriendo y tu vas ahí es alucinante.

 

Ha participado en diferentes maratones a lo largo del mundo, ¿cómo ha ido la experiencia?

A día de hoy llevo veinte maratones terminados, aunque he tomado parte en la salida de 22, ya que tuve que abandonar en Atenas y Moscú por problemas físicos. Y carreras de media maratón creo que llevaré más de cien, además de muchas de 10 y 5 kilómetros por la Región de Murcia, ya que hago varias a lo largo del año.

Lo que más me atrae de correr un maratón es la idea de poder terminarlo.

Para los corredores populares creo que el hecho de cruzar la meta, en el tiempo que sea, es lo máximo. Es una carrera tan larga que la idea de abandonar siempre está presente conforme van pasando los kilómetros, la cabeza da muchas vueltas y llegar a meta es algo muy especial.

 

De todas ellas, ¿cuál ha sido la más especial y por qué?

El maratón más especial para mí fue el de Sevilla porque fue el que más me costó terminar y peor lo pasé y recuerdo que al finalizar en el estadio de La Cartuja, al salir del túnel que entra al estadio, me vino a la cabeza la imagen de Abel Antón cuando ganó el Mundial de Maratón en el mismo estadio y llegué a emocionarme por unos momentos. Y además, entré a la meta con mi crío en brazos, que entonces era pequeño. Es quizás del que mejor recuerdo tengo.

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¿Alguna anécdota a destacar en todos estos años?

Hay muchas anécdotas pero una de la que más me acuerdo fue en la salida de una maratón, esperando el pistoletazo de salida, que estaba junto a nosotros el cantante de Duncan Dhu Mikel Erentxun y empezamos a cantar la canción “En algún lugar” y se partía de la risa con nosotros. Y cuando dieron la salida fuimos unos kilómetros con él y ya nos deseamos suerte y nos perdimos entre la gente. La verdad es que aparte de cantar bien es muy buen deportista.

También en otro maratón la gente aparte de darte ánimos también decía tu nombre y tú te preguntabas, a mí de qué me conocen y es que aparte del número del dorsal también ponían tu nombre y yo no me había dado cuenta.

 

¿Cuáles son sus próximas citas deportivas? ¿Hay alguna prueba que quiera realizar especialmente?

Mi próximo objetivo es intentar en enero terminar en Marrakech y después participar en otro en alguna ciudad de Asia para poder haber hecho un maratón en cada continente si se puede y me respeta la salud.

 

Aparte del atletismo, ¿qué otras aficiones tiene?

La verdad es que tengo poco tiempo para tener otros alicientes pero cualquier deporte me gusta y sobre todo cuando puedo salir en el amanecer a correr o andar por La Azohía por la orilla de la playa, eso la verdad es que no tiene precio.

 

¿Cómo anima a la gente de cualquier edad a que practique deporte y en este caso atletismo?

Yo siempre he practicado deporte desde joven y cada etapa es diferente pero creo que lo principal para aguantar muchos años es no machacarte.

El deporte en exceso te quita más salud de la que te da. Al final, si haces locuras con tu cuerpo, te pasa factura más pronto que tarde. Lo mejor es hacerlo moderadamente y parar cuando el cuerpo te lo pida.